San Honorato, patrón de los panaderos – fiesta patronal el 16 de mayo

Estatua en la iglesia de Saint-Roch, París.

Fue obispo de la localidad francesa de Amiens en el siglo VI. Nació en Port-leGrand, en Pothieu. No se conoce con exactitud la fecha concreta.

Murió en la misma localidad un 16 de mayo en la primera mitad del siglo VII (alrededor del 650).

Era miembro de una de las familias más importantes del país y practicó desde la infancia la virtud. Fue San Beat su maestro y su guía espiritual, y fallecido su prelado, y en atención a sus altas virtudes fue escogido para sucederle, pese a su fuerte resistencia, ya que no creía merecer tal honor.

Según cuenta la tradición, durante su consagración, Dios quiso confirmarle con un prodigio, y los asistentes vieron descender sobre su cabeza un rayo divino y un aceite misterioso.

Cuando se supo en Port-leGrand que había sido proclamado al episcopado, su ama, que estaba en esos momentos cociendo pan en la casa paterna, acogió la buena nueva con completa incredulidad, y dijo que sólo se lo creería si la requemada pala para hornear que tenía en la mano echase raíces y se convirtiese en árbol. Fiel a su palabra, a continuación plantó en el patio de la casa la pala, convirtiéndose en una morera que pronto dio flores y frutos.


Todavía en el siglo XVI se seguía enseñando este árbol en la casa paterna de San Honorato.

Desde entonces, floristas y panaderos se disputaron el santo patrón

Volviendo a la vida del santo, después de haberse producido el milagro, se cuenta que durante su episcopado fue honrado con otros sucesos extraordinarios, tales como la invención de los cuerpos de los santos Fuscio, Victorico y Genten, que habían permanecido ocultos de los fieles más de trescientos años. Dicen también de San Honorato, que su obispado fue significado por una serie de prodigios que demostraron su santidad, siendo, además especialmente distinguido por el Señor.

Sigue la leyenda atribuyendo a este santo numerosos milagros durante su vida y después de su muerte. Muchos siglos después de su fallecimiento, para socorrer las necesidades del pueblo en épocas de terrible sequía, el obispo Guy, hijo del conde de Amiens, ordenó una procesión general en la que se llevó la urna con el cuerpo del santo alrededor de los muros de la ciudad, consiguiéndose, al fin, la lluvia tan deseada y necesitada. Se le atribuyen a lo largo de los siglos infinidad de milagros, los paralíticos anduvieron, los sordos oyeron, los ciegos vieron y los prisioneros recobraron la libertad.

San Honorato señalaba claramente a los molineros y a los panaderos como sus protegidos. El culto a San Honorato desbordó los límites del obispado y se extendió, primero, por todo el país, y más tarde, más allá de las fronteras. En 1202, el panadero Renold Theriens, regaló en París unos terrenos para construir una capilla en honor al santo. Más tarde, esta llegó a ser una de las más ricas de París, dando lugar además a la Rue y al Faubourg Saint Honoré, una de las calles más simpáticas y bulliciosas de la capital gala.

(fuente: www.diocesisciudadreal.es)

En 1400, los panaderos de París establecieron su cofradía en la iglesia de San Honorato, celebrando desde entonces su fiesta patronal el 16 de mayo y propagando esta devoción y patronazgo por todo el mundo.

Los panaderos, a iniciativa del entonces ministro de Comercio crearon en 1995 la «fiesta de pan», con el objetivo de revalorizar la profesión

Era tan grande esta devoción, que en 1659, Luis XIV precisa que cada panadero «debe observar la fiesta de San Honorato, asistir el día 16 de mayo al servicio divino y pagar todos los domingos una retribución para subvenir a las expensas de la comunidad».

No en todos los lugares de religión cristiana o católica, los panaderos rinden culto a San Honorato. En otros sitios:

  • San Ludardo, que en el siglo XIII, ejerció la profesión de panadero.
  • San Illes en Saint-Denis, porque su nombre en griego, significa trigo.
  • San Ambert, obispo de Cambrai,en Flandes y en diversaas localidades belgas es , porque un panadero fue curado por su mediación.
  • La Virgen de la Merced Valencia.
  • Nuestra Sra. De Lidón en Castellón,
  • Santa Rita de Casia ; en Zaragoza.
  • San Gim y San Juan del Pan patronos de la panadería, en Barcelona.

Un postre lleva su nombre

HISTORIA DEL Saint-Honoré

En París un pastelero emprendedor y creativo, un profesional apasionado al que le encantaba ensayar nuevas recetas. Su taller estaba ubicado en la Rue Saint Honoré. Uno de los días había preparado una crema tan suave y ligera que no encontraba la forma de trabajar con ella, ninguno de sus útiles servía, diríamos que se le escapaba entre las manos. Se le ocurrió pedir ayuda a dos de sus vecinos de calle para que le confeccionaran un utensilio que tenía en su cabeza y que probablemente le ayudaría a trabajar la crema. Recurrió al sastre, quien le cosió un cucurucho de tela y al herrero, quien le soldó un cono con un pequeño agujero que él aplicó al extremo del cucurucho. Como os habéis podido imaginar fue el inventor de la actualmente conocidísima manga pastelera, que, sin duda ninguna, revolucionó el mundo de la pastelería y abrió la puerta a un sinfín de posibilidades para elaborar nuevos dulces.

Una vez que tuvo la manga y la rellenó con la crema se puso a dar forma a aquel dulce que llevaba en la cabeza y que se convirtió en su más inmortal creación, la famosa tarta Saint Honore que se compraba en la Rue Saint Honoré.

Profiteroles montados en una base cilíndrica elaborada con crema Chiboust y nata montada.