Consiste en la inmersión en un líquido (agua o caldos) que, o ya está o se lleva a ebullición.

El proceso variará en el tiempo dependiendo del producto o del resultado esperado.

El que hierva a mayor o menor velocidad no implica que el alimento se haga antes o después. Se suele usar un hervor rápido para evitar que el producto se pegue entre sí o a las paredes del recipiente.